Nombre original: Teatro Minerva
Reconocido como: Cine
Dirección: San Pablo 3230 y Chacabuco 780/ 778
También llamado: Cine-Teatro
Sector: Centro poniente
Arquitectos: Desconocido
Año inauguración: Al menos desde 1922
Capacidad: 1000-1500 butacas
Teatro Minerva
Si bien desconocemos su año de inauguración, sabemos por información de prensa que este cine ya se encontraba funcionando durante 1922 en la esquina de Chacabuco con San Pablo. Tenía la particularidad de tener acceso tanto por calle San Pablo 3230 como por Chacabuco 780/ 778, según la numeración actual. Desde su inauguración hasta su cierre 1975 funcionó mayoritariamente como cine de cartelera comercial, aunque también hay registros alojar obras de teatro, conciertos y actividades vecinales, políticas y sociales.
Fue un cine de barrio sencillo, recordado con cariño por las y los vecinos. Por las descripciones de quienes lo recuerdan, sus dimensiones eran menores que las de sus vecinos Colón y O’Higgins, con una capacidad para unas 1500 (1940) o 1100 espectadores (Anuarios Boletín Cinematográfico, 1940 y 1945 respectivamente), y su aspecto físico era más sencillo que estos. Pero su ubicación estratégica cerca de la famosa panadería San Camilo de la Quinta Normal, y el paso del tranvía por su puerta en calle San Pablo, lo convirtió en un lugar muy visitado y un gran panorama familiar por varias décadas.
A partir de lo publicado en la prensa de la época, sabemos que en la década de 1920 pertenecía a la Compañía Italo-Chilena, y publicitaba varias funciones diarias a $1 peso la platea y $0,30 la galería (Acción Comunal, 3 julio 1927). Se promocionaba, además, un espectáculo en vivo de una banda de jazz previa a las películas. En 1937 encontramos en la prensa que hubo una nueva inauguración del teatro. Por ejemplo, entre las actividades políticas del cine, el 22 de noviembre de 1938, se llevó a cabo “una selecta velada en homenaje al señor Pedro Aguirre Cerda. Con este motivo Artistas Unidos cedió gentilmente, la cinta “Bloqueo” (Sinopsis, Vol I n°8, 30 noviembre 1938, p.3). La extensión de los complejos procesos políticos que se vivía en este tiempo puede verse en el hecho de que:
“El domingo pasado se produjeron algunos incidentes de bastante gravedad en varios teatros de esta capital, siendo el más perjudicado el Teatro Minerva, y en menor escala los teatros Blanco Encalada, Capitol e Iris. Estos incidentes se han debido a que los operadores de esas salas se declararon en huelga y para conseguir sus fines, cortaron varios cables a los equipos, viéndose obligadas las empresas a suspender sus funciones cinematográficas.” (Boletín Cinematográfico n°961, 15 septiembre 1939, p.1).
Hacia fines de la década de 1940 cambió de gestión a la compañía “Cines Unidos” dirigida por el prestigioso cinematografista don Arnoldo Lowe, grupo que incluía a las salas “Lux” de Huérfanos, “Franklin” de San Diego, “República” de República, “Rialto” de Pedro de Valdivia y “Ñuñoa” de Irarrázaval. Exhibía principalmente “selecciones de las mejores películas en castellano y un estreno de aventuras, cintas estas últimas que hasta el momento no tenían cabida en los teatros centrales” (Boletín Cinematográfico, n°1403, 2 abril 1948, p.1). El año 1951, el cine perteneciente al circuito Cines Unidos, fue reinaugurado tras “cambios fundamentales no tan sólo en su aspecto arquitectónico sino en sus instalaciones, empezando por el equipo sonoro Llopis último modelo con que fué dotada la sala, también sus butacas son nuevas, cortinajes, etc. Es de suponer que el numeroso público que asistió a la reapertura continúe favoreciendo con su asistencia a esta progresista empresa.” (Boletín Cinematográfico N°1568, 1 junio 1951, p.80). Aquí el teatro pasó a ser rotativo con sistema de cine rotativo, primero de corto y después de largometraje (Boletín Cinematográfico n°1589, 9 noviembre 1951, p.1). En la década de 1960 daba funciones rotativas como gran parte de los cines de barrio. Durante estas décadas junto al cine estaba el Bar Frontón, ubicado al costado en un segundo piso. En la película Tres tristes tigres de Raúl Ruiz, el bar al que van los protagonistas es este mismo bar, el cual era muy frecuentado en las décadas de 1950 y 1960.
A principios de la década de 1970 comenzó su decadencia hasta que en el año 1975 dejó de publicar su cartelera en El Mercurio, aunque esto no implica el cierre de las salas. Según fuentes como Urbatorium (2012) el Minerva cerró en la década de 1980.
Actualmente, aún permanece la estructura de la sala principal, convertida en bodega, ubicada al fondo del predio. Hasta hace pocos años podían verse los restos de marquesina por la calle San Pablo. El año 2021 mientras realizamos esta investigación, un incendio en un local de comida rápida destruyó gran parte de la entrada de calle San Pablo.
Memorias
A un costado se encontraba la Librería Diaz, que aún permanece allí. Su dueño don Segundo Zatón, es vecino del barrio desde siempre y nos ha contado que de niño entraba gratis al cine porque era amigo del proyeccionista.
“El Minerva, era un cine chiquitito, como un cine boutique. Ahí fui a ver un par de películas italianas, fui a ver “Los monstruos”, una película fantástica. Era un cine maravilloso de un piso, una platea baja, después la platea alta y paraíso, que era como los muebles colgando de arriba. No, ese lugar era alucinante. Para entrar a la sala tenía dos escaleras como del foyer del teatro, que estaba la confitería, y luego subías por dos escaleras hacia la primera platea, era una cosa… Tenía una salida de emergencia por Chacabuco, pero se entraba por San Pablo y tenía confiterías a los costados, una se incendió y [en] la otra está el librero.” Vecino entrevistado en la Fiesta de la Primavera.
“No, por San Pablo. Y le contaba a Paulinita que había unas cajas que te daban, no sé si porque uno era chico, que parecían platillos voladores de cartulina, y adentro venían dulces, o chocolates o calugas, pero siempre como que te regalaban algo para los niños. Me quedó ese recuerdo de la infancia, hermoso. Aquí vi Bambi” Vecino entrevistado en la Fiesta de la Primavera.
“Casi enfrente de la librería El Gallo, el cine Minerva se encargaba de completar nuestra educación -la mía y la de amigos como Luis Rodríguez Celis- con inmersiones lustrales en los baños secretos del Mar Rojo. En ese local, el cine Minerva, Luis Rodríguez robusteció seriamente su conocimiento del inglés mediante el recurso de hacer abstracción de las traducciones escritas. Deduzco la edad del actor Ricardo Montalbán sólo por las ocasiones que vimos entonces el filme Fiesta Brava, donde acompañaba a la sirena Esther Williams, novia misteriosa del poeta Eduardo Molina Ventura, según confesión trémula y privada de éste a Volodia Teitelboim” (Sánchez Latorre, Luis El Mercurio, Revista de Libros, 17 septiembre 2000, citado en Urbatorium)
“El Minerva también. Era un teatro grande, pero no era tan elegante. Se ingresaba por San Pablo. Y toda la proyección tenía las máquinas de proyección en la calle Chacabuco. […] Y siempre me gustaba porque yo salía con mi papá a hacer las compras, íbamos prácticamente todos los días a él le gustaba caminar mucho. Entonces íbamos a la panadería San Camilo a comprar. Y de paso le decía “para, para”, entonces yo me metía. [Él decía] “¿a dónde vas?” “Quiero ver las maquinarias”. Entonces me metía a ver cómo estaban proyectando.” Vecino entrevistado en la Fiesta de la Primavera.
“Era como… me recuerdo yo que al entrar había una bajada bien laaaaaarga así, y ahí estaba la pantalla. Pero no tenía… yo siempre me acuerdo del Minerva porque al entrar tenías escalones ¿cachai? Entonces si no veiai bien, ¡pam! Costalazo. Entonces el Minerva, del que estamos hablando, tú entrai y tenía como una bajada como una rampa […] no habían escaleras. Siempre me acuerdo de eso, porque uno entraba y derechito no más.” Entrevista vecino nacido 1965.
El poeta Horacio Eloy escribió este poema para su libro Rituálica de despedida, este inaugura el libro.
Cine Minerva
Minerva, protectora de las artes
y las ciencias,
San Pablo, apóstol y santo,
Chacabuco, batalla,
campo de concentración.
San Pablo con Chacabuco.
Francisca iba a la vermut
todos los sábados,
Pablo también,
miradas furtivas cabalgaban
de uno a otro,
miradas cómplices,
ese asunto
de ojos y pelvis.
Ella vivía en Libertad, con sus padres,
él, con su abuela en Cueto.
Ella estudiaba en el Liceo 1,
él en el Instituto Nacional.
Ella leía a Simone de Bauvoire,
él, a Jack Kerouac.
Se conocieron en la Posta Chacabuco
a la vuelta del Hospital San Juan de Dios.
Ella se había roto una pierna,
él se había partido la cabeza.
Se besaron mil veces en el Minerva.
Ella vive ahora en Rotterdam,
él, en el patio 29.
Bibliografía
Acción Comunal, 3 julio 1927.
Anuarios Boletín Cinematográfico, 1940 y 1945
Arlequín, 14 julio 1922 p.12
Boletín Cinematográfico n°1403, “Nuevos teatros pasan a integrar ‘circuito de Cines Unidos’”, 2 abril 1948, p.1.
Boletín Cinematográfico n°1568, “Reapertura del T. Minerva,” 1 de junio, 1951, p.80.
Boletín Cinematográfico n°1589, “Dr. Arnoldo Lowe inauguró el rotativo en los barrios”, 9 noviembre 1951.
Boletín Cinematográfico n°961, “Actualidades del gremio”, 15 septiembre 1939, p.1.
Eloy, Horacio. Rituálica de despedida, Santiago: Mosquito Editores, 2001.
Sinopsis, Vol I n°8, 30 noviembre 1938, p.3
Sánchez Latorre, Luis, El Mercurio, Revista de Libros, 17 septiembre 2000.
Urbatorium, “Comedias y tragedias del cine-teatro Minerva”, 5 mayo 2012. Disponible en https://urbatorium.blogspot.com/2012/05/comedias-y-tragedias-del-cine-teatro.html