Nombre original: Colón
Reconocido como: Teatro
Dirección: San Pablo 3001
Arquitecto: Fernando de la Cruz y Hernán Rojas Santa María
Año inauguración: 1937
Capacidad: 2600
Teatro Colón
El Cine-teatro Colón se instala en el barrio Yungay un año 1937, junto antes que el teatro Alcázar (1938) los únicos construidos está década. Ambos serán muy recordados por los vecinos. El Teatro Colón pasó a ser uno de los más frecuentados por la comunidad. Construido por la Compañía de Seguros La Previsión, se le apodó en la época “el teatro del millón de pesos”, por su alto costo. “Fue construida para espectáculos en vivo y exhibiciones cinematográficas, ello fue con un alto costo, pues tenía 5 implementos detrás del telón con la finalidad de incluir en la tramoya escenografías para las obras en vivo que se pusieran en cartelera.” (Testimonio de Pancho Mozó, en el grupo de Facebook “La sociedad de cines muertos”)
Se dijo en prensa tras la noche de estreno:
“Con la inauguración del moderno teatro Colón, efectuada anoche, cuenta la ciudad de Santiago con otra nueva y hermosa sala de espectáculos ubicada en el populoso barrio San Pablo. En la función inaugural de anoche a la que asistió una concurrencia numerosa que llenaba todas las aposentadurías de la moderna sala, se exhibieron dos interesantes films que constituían un estreno absoluto para aquel barrio: La sirena del puerto, protagonizada por Dolores del Río, y Con la sonrisa en los labios, comedia musical por el astro Maurice Chevallier. […] Es una de la sala de líneas elegantes, de condiciones confortables para el espectador y con una muy buena distribución de todas sus dependencias. […] Desde el primer golpe de vista se advierten el cuidado y el buen gusto en cada uno de los detalles de su construcción, la atención para dotar a la sala de butacas cómodas, de pasillos amplios y de revestirla con estucos y decorados de perfecto estilo moderno, dentro de una elegante sobriedad de líneas.” (La Nación. 24 julio 1937).
Pero no solo fue un teatro “de buen gusto” sino que además fue “construido de acuerdo con los adelantos más modernos en la materia. Tiene modernos aparatos de calefacción y refrigeración que permiten en todo momento de cualquier temporada una temperatura normal. El equipo sonoro y la máquina proyectora son Klangfilm. Sus aposentadurías son confortables y en cuanto a la visibilidad está consultada de manera que el público asistente pueda ver ampliamente de cualquier localidad. Cuenta con 600 plateas, 500 balcones y 1.500 galerías.” (Boletín Cinematográfico n°849, 23 julio 1937, p.5). Sus dimensiones, asociadas a un cine coliseo, permiten la entrada de gran cantidad de público en sus tres pisos, de hecho, fue el cine con mayor aforo del barrio Yungay. Le siguieron el Alameda (2430 butacas) y el O´Higgins (2260 butacas en 1936 y 1942 butacas en 1945).
Al año de su estreno, La Nación declaraba que “Universal Pictures presenta por primera vez una película de primera categoría en teatros de barrios” La película fue La herencia de un juez, película solo para mayores y se dio en el vecino Alameda, el Portugal y el Independencia (19 febrero 1938, p.7). La programación de sus primeros años, incluyó ser parte de las celebraciones del día del niño, el llamado día de la recreación (viernes 7 octubre), conjunto con otros 22 cine-teatros de Santiago (Sinopsis Vol I n°5, 15 octubre 1938, p.3). Se mostraban también noticiarios nacionales tales como “La Voz del Pueblo en el Congreso”, el cual trataba sobre “los diferentes acontecimientos nacionales efectuados el 21 de mayo, tales como: el discurso pronunciado por su Excelencia el Presidente de la República, D. Pedro Aguirre Cerda, el desfile de las fuerzas armadas.” Fue exhibida también en los vecinos teatro Alameda y Teatro Novedades. (Boletín Cinematográfico n°949, 23 junio 1939, p.1). Así mismo, la característica del teatro Colón de haber sido construido tanto para números en vivo como para cine se destaca en la prensa a fines de la década de 1940. Ecran decía: “En nuestro número anterior nos pronunciábamos favorablemente a la idea de presentar números vivos combinados con el cine, y abríamos la esperanza de que muy pronto fueran numerosos los empresarios que ofrecieran este tipo de programas. Al parecer la idea tuvo acogida. […] También presentarán espectáculos semejantes [a la actuación de Ricardo Pimentel] en el Colón y en el Club de Señoras.” (n°910, 29 junio 1948, p.18).
Al menos desde 1939, la empresa distribuidora de los filmes fue la Compañía Italo-Chilena, esto cambia a fines de la década de 1940. En el Resumen Noticioso del Año 1948, en mayo, se cuenta que “el Teatro Colon pasó a manos de la firma Selman y Swidersky.” (Boletín Cinematográfico n°1442, 31 diciembre 1948, p.1). No sabemos hasta cuando permaneció esta firma, mas sabemos que su último administrador fue don Jaime Muñoz Pacheco, que contó con el apoyo financiero de la “Empresa Silvia Torres Pérez”, dirigida por su esposa. Sus hijos eran los proyeccionistas y otro familiar cercano se encargaba de acomodar a los espectadores (Vea nº 1967, 24 al 30 marzo 1977.)
En sus años de gloria “la competencia con los otros cines del barrio fue muy ardua ya que estos no vieron con buenos ojos la aparición de este nuevo y moderno salón. Al tal punto que chismes y rumores circularon, injustificados, por cierto, señalando que el Teatro Colón había sido mal construido y que corría el riesgo de desplomarse en cualquier minuto. Los arquitectos tuvieron que salir a desmentir públicamente todas esas falsas críticas. Sin embargo, después de la aclaración, el recinto teatral ganó un merecido prestigio y lograba llenos impresionantes” (García Araya, p.61) Su fama también fue un problema a mediados de la década de 1970, cuando el deterioro del gran coloso era evidente y que continuó hasta su cierre. De esta época se rescatan anécdotas sobre el mal olor del recinto o la cantidad de vagabundos en su interior. Además, la permanencia física que tuvo el edificio hasta principios de siglo permite rescatar contenido fotográfico y, además, relatos de los vecinos que presenciaron la caída de este cine.
Juan Carlos García Araya recuerda: “Según me contó don Luis Pesce P., lo compró en los últimos días de funcionamiento como cine en unas condiciones ruinosas, al nivel de que funcionaba “colgado” de la energía eléctrica. Él demolió el muro de la tramoya y lo convirtió en bodega, en esa ocasión nos tocó ver las instalaciones de teatro, al tener que pavimentar las instalaciones de camarines para tener acceso al interior de la sala, luego vino la demolición en la cual se comprobó la solidez de sus materiales.” (Testimonio de Pancho Mozó, en el grupo de Facebook “La sociedad de cines muertos”). El fin del coloso fue su demolición. En el edificio que se construyó en el terreno sonde estuviese el Teatro Colón, aun se pueden ver los cimientos del “el teatro del millón de pesos”.
Memorias
Yo tenía cuenta cuando era chico con mis primos en la confitería del teatro, la señora que vendía los berlines y los helados Chamonix en esa época. Yo me acuerdo de haber visto unas películas del Jean-Paul Belmondo también en el teatro Colón. Al lado del Colón había una confitería que era en esa época habían como dos cafeterías: una en el centro que se llamaba Congo, que era una confitería que tú llegabas y había de esos frascos de cristal que son tan cotizados ahora en el persa… bueno, había 500 frascos de esos y de distintos tipos, chocolates, dulces, las galletas…y estaba este lugar que se llama La Colmena, al lado del Teatro Colón […] No, era una confitería que la gente que salía del teatro y que no encontraba porque en la confitería del Colón obviamente entró en la misma decadencia que entró el teatro, entonces vendían unos berlines añejos, pasteles, todo bien de tercera. Entonces la gente que salía iba a La Colmena y ahí estaban las galletas, los huevitos, las gomitas, los turroncitos. […]Eso era por San Pablo. Tenías al Colón de frente hacía Maipú y la Colmena estaba a la izquierda para abajo. Y luego estaban todas estas tiendas que en esta época sacaban todas las cosas a la calle, entonces se armaba esta dinámica de esto que se está viviendo acá [Fiesta de la Primavera] pero en los años ‘70, esas guirnaldas de ampolletas las ponía mi abuelo con ampolletas en los años ‘70 y ponía todos los juguetes en la calle, las bicicletas, los monopatines, los taca tac […]l teatro funcionó yo te diría hasta fines de los años ‘70, principio de los ‘80, porque lo compró Gruas Peche y lo transforma en su bodega de grúas y cosas así. Mantuvo la fachada, pero por dentro lo destruyó […] Íbamos con todos los niños del barrio, íbamos solos. Veíamos películas desde Charles Chaplin, Charles Bronson, Alguien detrás de la puerta, nunca me voy a olvidar de películas mexicanas de luchas libres, del Santo, Bluedemon, ese cine mexicano de los años ‘70. […] fines del ‘74, desde los cinco en adelante el golpe cambia todo. Primero empieza el toque de queda y muere como la vida social. Es un poco una pandemia, es el equivalente a esta pandemia: nos impide juntarnos, te paran, nos segregan. […] Estaba pésimo, eran acolchadas las butacas, pero se transformó en algo muy marginal, la administración no lo cuidaba, había mal olor adentro, los tipos de repente no se paraban para ir al baño y meaban ahí. Había una marginalidad asociada al teatro y al barrio. (Testimonio de vecino de la fiesta de la primavera)
“La vida de Jesús… la película que más que recuerdo, que fue una muy jocosa, que la dieron como en… los cuadros avanzando rápido, entonces Jesús con el burro entraban a Jerusalén pero la cuestión es que Jesús iba súper apurado a su muerte (ríe), era impresionante. Y los latigazos eran “cha, cha, cha”, le pegaban (ríe). Yo era bien cinéfilo.” (Testimonio de vecino de la fiesta de la primavera)
“Si igual el teatro Colon una fuimos con mi mamá y la verdad es que nos sacaban las pulgas, llegamos en la casa a desvestirnos en el baño porque estábamos llenas de picadas de pulgas entonces ahí no fuimos más.” (Testimonio de vecina nacida en 1963)
“En el Teatro Colón, la boletera que cortaba… que vendía los boletos, ella almorzaba en mi casa, entonces podía entrar gratis.” (Testimonio vecino nacido en 1957)
“Ahí daban dos o tres películas. La gente si quería el día domingo, no había entretención. Ese cine quedaba en San Pablo con Maipú. […]Tenía anfiteatro y galería. Cobrarían un peso. En la galería. [Iba] los puros domingos porque yo tenía una pensión para los universitarios. Yo no podía dejar, […] la casa los días de semana sola, porque habían muchos cabros arriba en el tercero. Y el día domingo había cabros en el pensionado que tenían o le mandaban plata y habían unos medios pobretones. Llevábamos sandwichs, una botellita de Coca-Cola de las chicas, un parcito de queques cada uno, en una bolsita. Yo me acuerdo del Gary Cooper, era famoso. Pero siempre eran películas de cowboy. […] El Colón tenía una particularidad, siempre tenía ese olor a un líquido que le echaban. […] No sé si era lindano, y siempre tenía ese olor. […] habían pulgas. Salían, salían pulgas y piojos también.” (Testimonio vecina nacida en 1935)
“Daban películas de terror, y mi mamá me mandaba con mis hermanas, me imagino que, de chaperona, porque yo era chica, no sé qué habría impedido yo que hicieran. Y yo me acuerdo que ahí fui a ver una película que se llamaba “La Cosa” o “La Masa”, una película en donde salía la masa por todos lados. Ay, era un miedo… terrible. Y de lo que más me acuerdo de ese cine era el olor, ese olor era un olor horroroso, me acuerdo que siempre lo comparo con la Hospedería. (Testimonio de vecina nacida en 1963).
Bibliografía
Boletín Cinematográfico #1442, “Resumen Noticioso del Año 1948”, 31 diciembre 1948, p.1.
Boletín Cinematográfico n°849, “Teatro Colón”, 23 julio 1937, p.5.
Boletín Cinematográfico n°949, “Noticias diversas”, 23 junio 1939, p.1.
Ecran n°910, “Paquete de noticias”, 29 junio 1948, p.18.
García Araya, Juan Carlos, Teatros y cines de Santiago poniente, una mirada retrospectiva. Manuscrito inédito.
La Nación, Teatros y Cines, “Alameda-Portugal-Colón-Independencia”, 19 febrero 1938, p.7.
Sinopsis Vol I, n°5, “Sinopsis en Chile”, 15 octubre 1938, p.3.
Vea nº1967, 24 al 30 marzo 1977.
Testimonio de Pancho Mozó, en el grupo de Facebook “La sociedad de cines muertos” 2 marzo 2018.